Fantasmas del Pasado

A lo largo de la historia son muchos los fantasmas que se han visto en la zona de atracción. En el libro «Mis 100 fantasmas favoritos» escrito por el profesor Acebo podemos encontrar algunas de las historias del pasado de varios fantasmas y como el profesor les ayudo a limpiarse y salir de la zona de la atracción.

A continuación exponemos la historia de alguno de ellos que no encontrarás en la actualidad.

El Gigante

Fue uno de los fantasmas más terroríficos que se recuerdan sobre todo por su gran dimensión. Podía medir más de dos metros y parecía de gran musculatura, su cara demostraba mucha violencia y parecía que movía con mucha agilidad.

Acebo le pudo ver hasta en 3 ocasiones diferentes y descubrió ser un campesino del siglo XVI que procedía de Portugal y que era conocido por «el descuartizador» ya que mataba a sus víctimas con saña y luego se comía sus cuerpos.

Es probable que haya estado cuatro siglos instaurado en la zona de atracción sin encontrar respuesta hasta que el profesor Acebo descubrió que este monstruo comenzó a cometer estas tropelías desde que su madre desapareció con la edad de 14 años. Tras meses de estudios el profesor averiguó que su madre murió por enfermedad y no por abandono y en la última ocasión que pudo ver al fantasma le dijo la frase «tu madre nunca te abandonó, tu madre murió de enfermedad y podrás reencontrarte con ella». Desde aquel momento el fantasma conocido como «el gigante» no volvió a aparecer nunca más.

El niño perdido

Es un caso muy similar al anterior. Fue el primer fantasma que conoció el profesor. Se manifestaba de forma  muy fugaz, no era nada dañino y se le veía corriendo asustado.

Tras investigar este caso se descubrió que fue un niño de Cáceres que a principios del siglo XX presenció como un desconocido disparaba a los niños con los que jugaba en el bosque. Él salió corriendo a refugiarse con tanto miedo que murió al cabo de unos días tras esconderse en una zona aislada. Sus padres nunca lo encontraron y el niño no llegó a ser enterrado.

El profesor averiguó que su padre ya había muerto pero su madre vivía, así que cuando se encontró con el fantasma fue acompañado de la madre a lo que el niño desapareció para siempre de la zona de atracción y la madre no entendió nada porque no fue capaz de verlo (dicen que por la edad) pero dicen que sintió una enorme paz.

La campesina

Una mujer que se aparecía siempre agachada, sin levantar la cabeza y parecía que estaba recogiendo algo del suelo. Este fue uno de los últimos fantasmas que consiguió ayudar el profesor y probablemente el que más le costó.

Esta mujer fue confundida hasta en dos ocasiones con otros posibles fantasmas, lo cuál, según el punto número 15 de los puntos de conexión, una limpieza mal realizada aumenta el grado de peligrosidad del mismo. Y así fue… de ser un fantasma que no tenía ningún tipo de interacción se convirtió en un fantasma que buscaba el contacto de forma directa lo que hacia más difícil poder limpiarlo.

Un viaje a Londres y una carta fueron las claves. El profesor recibió una historia de una mujer noble que fue obligada a casarse con un multimillonario irlandés. Desde el principio este malvado hombre la trató mal y la golpeó hasta que la mujer tuvo daños psicológicos irreparables. Desde ese momento se vestía como una campesina y trabajaba en la tierra como el resto del personal de la finca, en el fondo era una forma de huir del marido. A los años el marido murió y aun siendo ella rica nunca se percató de la muerte de su marido y siguió llevando esa vida como si nada hubiese pasado. El personal de la finca nunca la dijo nada e incluso se aprovecharon de la situación enajenando sus bienes poco a poco hasta dejarla en bancarrota.

El profesor tuvo que viajar a Londres y allí pudo contrastar esta historia e incluso ver algunas fotografías para compararlas son las imágenes pintadas por él. Cuando ya estaba seguro de lo acontecido volvió a la zona de atracción con una foto del entierro de su marido y le dijo la frase «tu marido está muerto, eres libre y buena persona, descansa en paz». El fantasma desapareció para siempre.

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